octubre de 2020
¿Cómo será el mundo profesional tras la Covid-19? El ritmo de la transformación digital, la interacción en oficinas, la flexibilidad de las jornadas, los resultados orientados a los objetivos y la importancia del networking son algunos de los aspectos que se transformarán.
Tras un par de meses en aislamiento obligatorio, los gobiernos del mundo han levantado, poco a poco, las restriccionaes nacionales y la fuerza laboral está retornando paulatinamente a lo que era su vida diaria antes del coronavirus.
Desde el primer lunes de mayo, doce países europeos —incluyendo Italia, con aproximadamente 4,4 millones de trabajadores— han comenzado a salir a las calles después de la cuarentena y Colombia se alista para seguirles el paso y volver a las oficinas. Sin embargo, el entorno profesional al que regresan los trabajadores no será el mismo.
De acuerdo con Jaime Bárcenas, consultor de estrategia de negocios y gestión del talento, conferencista sobre transformación digital y docente universitario, la esencia de los cambios que ha traído —y seguirá trayendo— el coronavirus radica en las modificaciones que ha generado sobre el comportamiento humano.
“Lo que realmente se está transformando con esta situación son los hábitos y costumbres, que es lo que moldea la forma en que actuamos, trabajamos y existimos. Ahora hay prioridad sobre situaciones que antes no la tenían e incertidumbres nuevas, como la duda de si es importante volver a un espacio físico de trabajo cuando la pandemia probó que se pueden tener resultados sin cumplir horarios”, afirma.
El escenario futuro, que el consultor denomina como ‘Economía del distanciamiento laboral’, presupone que muchas de las actividades laborales se den sin ningún tipo de interacción física, como se ha dado durante el confinamiento, aun cuando las restricciones legales de movilidad y circulación se levanten.
Para Bárcenas, otra transformación estructural -que se está dando en el ADN empresarial- está ligada a la duración de las jornadas: “Hasta ahora, gran parte de la fuerza laboral ha estado regida a través de tiempo, horas, números y cantidades; hoy en día los líderes están gestionando equipos enfocados únicamente en los resultados: en qué, cuándo y cómo se deben entregar las responsabilidades, sin importar si se hacen a las 2 o a las 3 de la mañana”, explica.
Lo anterior implica también que, tras el coronavirus, se dará un cambio en el sentido que se le da al tiempo y el valor del trabajo. Se trata, esencialmente, de una modificación en la forma en que se mide la productividad laboral.
“Antiguamente, los griegos tenían dos formas de entender el tiempo: Cronos y Kairós. El primero hace alusión a cómo lo hemos comprendido hasta ahora —secuencialmente: horas, días, semanas, meses, años— con plazos establecidos y pagos fijos periódicos. El segundo hace referencia a un tiempo indeterminado, que se utiliza en generar algún valor y producir un bien sin importar los minutos transcurridos en ese proceso”, asegura el docente.
¿Cómo se relacionan estos conceptos temporales con el futuro tras la estabilización de la pandemia?
Para Bárcenas, lo que viene en el mundo laboral es el protagonismo del Kairós y el relevo progresivo del Cronos en el modo en que se entiende la producción: primará el producto final, bien hecho, sobre el tiempo invertido en su realización. “Se trata de medir el trabajo en función del valor generado, sin importar si se desarrolla en una, dos u ocho horas”, asegura.
¿Pero cuánto tiempo estará vigente este panorama en el que prima el producto sobre los ritmos individuales? Para Matthew Prince, CEO de la compañía de seguridad informática Cloudflare, la transformación laboral creada por el coronavirus constituye el mayor experimento de home office jamás realizado en la historia humana, por lo que sus efectos perdurarán temporalmente.
“Las personas están encontrando formas poco convencionales de conectarse con compañeros de trabajo, amigos y familiares; y los empleadores están siendo más flexibles en cómo responden a las necesidades de los empleados a través de una tecnología más dinámica y basada en la nube. Creo que veremos estos cambios mucho más allá de las consecuencias inmediatas del brote de COVID-19”, dijo a Fast Company el pasado abril.
Por otro lado, uno de los cambios más evidentes que tendrán lugar a partir del virus es el aumento vertiginoso en el ritmo de la transformación digital a nivel global.
Un crecimiento que se hace evidente también en el consumo mundial de Internet: en España, por ejemplo, el consumo en una plataforma de streaming se incrementó en 47 % en tan solo un fin de semana, mientras que el tráfico en la red ha aumentado un 80 % durante la emergencia sanitaria.
El filósofo de la ciencia Thomas Khun afirmó que todas las revoluciones y los cambios de paradigmas son precedidos por crisis de distintas escalas. Una premisa comprobable en el escenario actual: el entorno digital, las nuevas tecnologías y el trabajo a distancia, factores que hasta hace unos meses se habían encontrado con una resistencia personal y colectiva, por parte de ciertos empleadores y compañías, ahora se alzan como un elemento vital de la cotidianidad.
“La razón por la que la transformación digital se tornaba lenta en algunos puntos tiene mucho que ver con que la gente no estaba convencida porque creían que la tecnología los reemplazaría en sus trabajos, con que no tenían las herramientas y las capacidades para desenvolverse en un entorno virtual y con que los líderes no sabían cómo impulsar a sus equipos en ese sentido. En el fondo, ha sido siempre una transformación humana y no una digital. Esto es algo que ya ha sucedido, un panorama de duda que el virus obligó a romper”, complementa Bárcenas.
¿Qué otras cosas cambiarán en el futuro laboral? La importancia que se le otorga a ciertas competencias. “Ha surgido una mayor fuerza y valoración en habilidades como la expresión, el networking, la creatividad, la resiliencia y el manejo de la incertidumbre”, dice el consultor, quien destaca particularmente la importancia del manejo adecuado de los contactos.
¿Por qué? Uno de los atributos del escenario post Covid-19 será el protagonismo del concepto redarquía, una estructura organizativa basada en redes y colaboración mutua, y el alejamiento progresivo de las jerarquías tradicionales.
Parece ser que el virus y el confinamiento han puesto el foco en aspectos neurálgicos que, quizá, yacían ocultos tras capas innecesarias de una formalidad que hoy parece ajena a la realidad.
“Esto nos ha recordado la importancia de la familia, del equilibrio entre lo profesional y lo personal; y, simultáneamente, nos ha mostrado que no era vital ir de corbata, afeitado o en tacones durante ocho horas porque, al final, lo que le da valor a una compañía son las personas sin importar su ubicación o su ropa”, agrega el consultor.
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