noviembre de 2020
Aunque la representación femenina en emprendimientos es baja en el entorno global, con tan solo 14% de iniciativas tecnológicas fundadas por mujeres, en Colombia algunas mujeres le apuestan diariamente a construir un ecosistema STEM —ciencia, tecnología, ingeniería y matemática, por sus siglas en inglés— con más paridad.
En un escenario económico global en el que mujeres y hombres tengan la misma participación, el PIB mundial crecería en 12 billones de dólares para 2025, según un estudio de McKinsey Global Institute. Además, de acuerdo al Peterson Institute for International Economics, incluir a mujeres en posiciones de liderazgo puede aumentar la rentabilidad empresarial entre 15% y 26%.
Sin embargo, cerrar la brecha de género sigue siendo una tarea titánica: en emprendimientos tecnológicos, por ejemplo, solo 14% de las iniciativas son creadas por mujeres, de acuerdo al Global Startup Ecosystem Report 2020. En Colombia esa cifra es más alta: 28% de las empresas tecnológicas son lideradas por mujeres, según Fedesoft, mientras que Colciencias asegura que 34% de los grupos de investigación cuentan con capitaneo femenino.
“Hemos identificado que, tras cinco años, los emprendimientos liderados por mujeres tienden a sobrevivir más en el tiempo frente a los masculinos. La participación femenina en estas esferas se puede fomentar en tres frentes: educación, inspiración propia e interpersonal, e inversión de capital”, explica Juan David Castaño, vicepresidente de fortalecimiento empresarial de la Cámara de Comercio de Bogotá.
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La iniciativa Científicas de datos, pionera en big data en el país, es uno de los emprendimientos que apuntan a fortalecer la presencia femenina en esos rubros. Tras descubrir que no existía una comunidad de mujeres dedicada a ello, la pereirana Sonia Torres y sus compañeras le apostaron a fundar la primera en 2016.
“Esto nació con el propósito de acompañar a mujeres para que se empoderen y formen en herramientas digitales de la industria 4.0. Si hay una brecha grande en representación femenina en carreras STEM, es aún peor en análisis de datos y en entrenamiento de máquina ya que solo llega al 16% y al 12% respectivamente”, dice Sonia.
En sus primeros bootcamps, recibieron 200 aplicaciones interdisciplinares: politólogas, economistas, diseñadoras, ingenieras, abogadas, periodistas, entre otras. Solo había 20 vacantes, por lo que las mujeres seleccionadas también se formaron como monitoras para inspirar a otras en futuras ocasiones.
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A partir de ese momento, se desencadenó un efecto dominó: hasta hoy, Científicas de datos ha capacitado cerca de 1.600 mujeres, empleado directamente a 80 personas, tiene capítulos locales en siete países —Colombia, Costa Rica, México, Honduras, Perú, Bolivia y El Salvador— y una seccional piloto en Norte de Santander. Quieren seguir creciendo y tener su propio centro de generación de empleo.
“Todo el esfuerzo ha valido la pena para que ellas puedan ingresar al mundo laboral más fácil, mejorar su calidad de vida, su nivel salarial y potenciar sus habilidades”, asegura la cofundadora. Para seguir construyendo camino, explica, es vital revisar los imaginarios culturales: “Estamos cambiando todos los paradigmas que existen sobre nuestra región, transformando el mundo con un grano de arena desde la acción”.
En ese punto, coincide el vocero de la CCB: “Debemos acabar con los estereotipos que, aunque cada vez son menos, la sociedad todavía llega a tener sobre la mujer: que fueron criadas para otro tipo de cosas o que solo están para la economía del cuidado”, asegura Castaño.
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Para trabajar en ese sentido, la entidad creó Mujeres Tech, una aceleradora de startups femeninas que busca brindar acompañamiento temprano, consolidar mercados, fortalecer el networking e inspirar a otras mujeres para emprender en ciencia y tecnología.
Risk Management Analytics —una plataforma online para la gestión integrada de riesgos, que permite identificar, medir, generar analítica y optimizar hasta 40% en tiempos y costos— es una de las iniciativas que ha participado en el programa. Su fundadora, Ángela Buitrago, consolidó esta idea en 2019, tras 15 años de experiencia en corredores de seguros.
“Queremos democratizar el software y eso ha sido un tema de mucha paciencia y perseverancia, pero también muy gratificante. Siento que, como mujer, debo luchar más para que mis ideas sean oídas: estudiar más, llenarme de más argumentos, fortaleza, confianza y positivismo para creer que las cosas sí van a salir”, dice.
¿Cómo lograrlo? “Tener la meta clara es esencial, cuando sabes para dónde vas, crees que eres capaz, te preparas y tienes un plan específico, las demás cargas se van ajustando en el proceso”, asegura. “Eso ayuda también para ser más estructurada y defender los puntos de vista. Para convencerse de que, al final del día, la opinión de una vale”, concluye.
Pese a que el camino aún es largo, las mujeres que abren senderos y alzan el potencial femenino como bandera —en el emprendimiento, la ciencia, la tecnología y las compañías— son un faro para creer que un porvenir equitativo más que posible es indispensable.
Categoría: Tendencias Inspiración