junio de 2021
El Kinemotion parte del entendimiento de las personas como un todo indivisible y propone una fusión de la sabiduría oriental, la Medicina Tradicional China y la cultura occidental ¿una metodología para el éxito?
Somos arquitectos de nuestro cerebro y, en esa medida, de gran parte de nuestra vida cotidiana, desarrollo profesional, productividad y bienestar. Así lo asegura Reyes Rite, quien durante 20 años ha desarrollado el talento de las personas y las compañías, con la precisión que le da construir desde una base neurocientífica: “La idea es dejar atrás opiniones, ideas, enfoques cualitativos o sesgos para entender que hay una base física que viene con el temperamento, que es fija y no cambia, pero que el carácter lo forjas tú con las decisiones que tomas, el entorno en el que te desenvuelves y la personalidad que esculpes”.
Esa búsqueda por la mejora constante ha llevado a Rite a desarrollar y trabajar con varias metodologías, como la de Kinemotion, que surgió aproximadamente en 2001 gracias al trabajo del fisioterapeuta y osteópata francés Manuel Reich y que propone tomar conciencia simultáneamente en los cinco polos de la persona, que están profundamente interconectados entre sí.
“Es una intervención puntual que da un gran empujón: los miembros de una empresa trabajan en grupos de entre 12 y 14 personas para tomar conciencia de su cuerpo, sus emociones, su mente, sus relaciones y su sentido de vida. Al conocer la base del ser humano, podemos desarrollarlo para tener el máximo resultado de eficiencia con el mínimo gasto de energía y disgustos. Uno de los resultados es trabajar con más alegría y proactividad”, explica la autora del libro ‘¡Aquí mando yo! Un espectacular viaje desde la resiliencia hasta la ilusión’.
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Pretender ser unos durante las jornadas laborales y otros durante los fines de semana es una estrategia insostenible en el tiempo y peligrosa para el bienestar personal. Por eso, el Kinemotion busca prevenir y comprender la complejidad humana como un todo que no puede fragmentarse.
“Las culturas orientales y las medicinas tradicionales son más preventivas mientras que las nuestras son curativas. El Kinemotion busca que antes de que te rompas sepas cómo evitarlo desde tu salud física y psíquica”, dice la también directora ejecutiva de la consultora Integrando Excelencia. A esto, además, se suma el desarrollo de habilidades y del llamado know how para lograrlo. “Querer todos queremos: comunicarnos mejor, ser mejores personas, pero lo importante es saber cómo hacerlo”.
Los cinco polos que el Kinemotion propone trabajar simultánea, activa y constantemente son:
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Polo físico: “A veces creemos que el cuerpo da igual, no lo cuidamos y no lo respetamos. Es un error porque el cuerpo no es una casa en la que residimos, el cuerpo somos nosotros”, dice Rite. Honrarlo implica necesariamente entender sus necesidades de alimentación, descanso y movimiento —independientemente de la carga o la exigencia a la que esté expuesto— para energizarlo y relajarlo a través de prácticas como el ejercicio, el mindfulness, el sueño y la risa. “El cuerpo humano está hecho para correr, trotar, nadar, estar bajo el sol y tocar la tierra; no para que salgamos de madrugada en el carro, nos metamos a la oficina, todo en asfalto, y luego otra vez en el carro, un armatoste de hierro, y volvamos a casa de noche sin haber visto el sol”, agrega.
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Polo emocional: ver y entender la realidad actual desde afuera, entendiendo sus diversos ángulos, es una capacidad que debe trabajarse constantemente en pro del bienestar. Lograrlo exige usar nuestra libertad para descubrir, sentir, hablar y manejar positivamente las propias emociones. “Solo las personas somos capaces de soñar el futuro en el presente, de convertir esos anhelos en acciones y de llevar con nosotros el pasado en el presente, ya sea para deprimirse o para aprender. Es importante responder, y no reaccionar, frente a la realidad; lo que implica no dejarse llevar por las emociones sino entender el mensaje que cada una trae consigo: la ira se relaciona con lo injusto, el miedo con el peligro, el asco con el daño, la alegría con las aspiraciones, la tristeza con la pérdida”, explica la autora.
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Polo mental: traduce teorías científicas en ejercicios dinámicos y sencillos que fortalecen el autoconocimiento, el auto manejo, la autoaceptación y la autopercepción para, en palabras de Rite, pasar de las quejas a las propuestas. “Es necesario darnos cuenta de cuáles son los motores que están en nuestro subconsciente, impulsandonos repetitivamente a un comportamiento automatizado que nos aleja del resultado que queremos… Ser perfecto, ser fuerte, ser complaciente, sobre esforzarse, la idea de ser una víctima o un salvador”.
- Polo relacional: vincularse con otras personas de forma propositiva, respetuosa y asertiva exige una comunicación inteligente, que tenga en cuenta los sesgos personales y ajenos para tender puentes, y una actitud constante de disposición para verificar que estamos en sintonía con nosotros mismos y con los demás, y que ellos, efectivamente, nos comprenden. Al respecto, el Kinemotion propone fortalecer estas capacidades más allá de las esferas laborales, para llevarlas a las familiares y sociales.
- Polo del sentido: encontrar un fin y un propósito en lo que se hace cotidianamente es sinónimo de bienestar y productividad. Esto tiene una relación profunda con cómo entendemos el mundo desde nuestra infancia y en qué creemos. En esencia, el trabajo del Kinemotion en este aspecto invita a tener siempre presente que el desarrollo profesional, más allá de salarios, cargos o compañías, nutre quien sé es como persona.
“Nunca puede perderse de vista cuáles son los valores propios porque ellos son la gasolina de la automotivación. Cuando hay retos que no están conectados con los valores, se abandonan fácilmente. Trabajo para mí, para desarrollarme como persona, crecer como profesional, hacer un bien social y facilitarle la vida a los demás. Ese esfuerzo me enriquece a mí, esa innovación me mejora a mí”, explica Rite.
Kinemotion en práctica
El trabajo en estos cinco polos no se da espontáneamente, se practica en la cotidianidad y así, como hablar inglés o cualquier otra habilidad, se fortalece. Reyes Rite, propone dos ejercicios muy similares y sencillos para empezar:
- Reconocer, anotar y agradecer por 21 rasgos positivos de sí mismo. Todo cuenta: responsabilidad, empatía, puntualidad, creatividad, simpatía, etcétera. “Así, cuando detecto algo negativo de mí misma, puedo leer en contexto: tengo muchas cosas bien ¿por qué no podría mejorar algunas más? Sin ser demasiado dura, puedo instaurar, durante una semana, una acción concreta, específica y medible en la que trabajar para que el cerebro se dé cuenta de que es capaz de hacerlo y cree un hábito fácilmente”.
- Escribir 10 cosas positivas sobre un colega desagradable. Esto cambia la manera de ver a los compañeros al entender la buena intención y las necesidades que hay detrás de sus actitudes, lo que genera un cambio en la manera de interactuar.
Categoría: Tendencias Inspiración