octubre de 2020
Este tipo de management, que surgió alrededor de la década de los años 50, está basado, como su nombre lo indica, en un intercambio de recompensas y castigos conforme a las tareas realizadas. Te contamos cuáles son las ventajas y desventajas de aplicarlo.
Hay diferentes maneras de liderar y el liderazgo transaccional es una de ellas. Este modelo se basa en la recompensa y el castigo dependiendo del rendimiento que cada colaborador tenga en la compañía. ¿Qué tan útil es aplicarlo?
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Rafael González, especialista en liderazgo y consultor de Recursos Humanos con una trayectoria de más de 20 años, explica que este modelo “se fundamenta en el cumplimiento de una transacción entre la empresa y un colaborador. Es decir, se crea un sistema de recompensa o sanción, dependiendo de la calidad del desempeño de los trabajadores. En aquellas compañías donde aplica, el líder es el encargado de poner foco en el cumplimiento de objetivos tangibles”.
Hay varios aspectos que abarcan el concepto de liderazgo transaccional. Por un lado, está el tema de las recompensas contingentes, vinculadas obligatoriamente al cumplimiento de una tarea puntual. El líder traza, mediante un consenso con su equipo, los objetivos medibles y cuantificables que deben ser logrados en un periodo de tiempo determinado. Con base en esos resultados, habrá una compensación monetaria.
En este proceso el líder provee todos los recursos necesarios y les da libertad a los trabajadores para que cumplan con su tarea. No obstante, el cabecilla del equipo aplicará una contraparte a la recompensa –es decir, una especie de castigo–, cuando los objetivos no son los esperados.
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Según Gonzáles, las ventajas del liderazgo transaccional:
- Reconocimiento justo conforme a las responsabilidades y funciones ejecutadas.
- Claridad en las metas del negocio y en los tiempos de alcance.
- Funciona muy bien para alcanzar estrategias a corto plazo.
- Se basa en un beneficio mutuo (tanto empleador como empleado se ven beneficiados directamente).
- Permite identificar a los colaboradores que son más eficientes dentro del equipo.
Mientras que las desventajas de su aplicación son:
- Impide que se den procesos innovadores al estar enfocado en el cumplimiento de un objetivo tan específico.
- No funciona si se desea contar con la lealtad o el sentido de pertenencia de un colaborador, ya que la interacción está limitada a una transacción de ‘servicios’ y recompensas.
- La dinámica de los castigos puede terminar siendo contraproducente para la motivación y el desempeño de los colaboradores.
- No tiene tanto alcance como otros tipos de liderazgo, que además de los beneficios tangibles, se preocupan por el bienestar de sus empleados y de la sociedad en general.
- La relación entre el empleado y el líder es totalmente impersonal.
Si bien afirman que es efectivo cuando se trata de fijar metas claras y que deban ser alcanzadas en un periodo de tiempo determinado, hoy en día, “la mayoría de las compañías lo están dejando atrás ya que otros factores tan importantes como la motivación personal y los beneficios emocionales han entrado a jugar un papel preponderante en los niveles de productividad y competitividad de una compañía”, afirma González.
No se trata de señalar un modelo que se basa en el cumplimiento de resultados, sino de analizar qué es más conveniente con los objetivos de la organización. En caso de aplicarlo, se recomienda que desde el área de RR.HH. se dé claridad sobre su utilidad, para que este no sea visto como algo negativo.
*Contenido actualizado el 21 de agosto de 2018.
Categoría: Tendencias Herramientas