octubre de 2020
El cerebro es un órgano del cuerpo del que solo explotamos un 10% de su capacidad total. La herramienta conocida como ‘neuromanagement’ permite aumentar esa capacidad, conociendo y potenciando los procesos neurofisiológicos implicados en la gerencia. Así funciona.
Cada parte de nuestro cuerpo cumple diferentes funciones, así como el corazón bombea la sangre para mantenernos vivos, el cerebro tiene el papel de reconocer, aprender y codificar información. Uno de los papeles fundamentales que cumple este órgano en nuestro organismo es la aceptación y manejo de procesos inesperados, y a partir de esto, tratar de mejorar la capacidad de respuesta rápida y maximizar los beneficios que se pueden obtener.
A partir de esto se configura la neurogerencia, una herramienta que está llegando a las grandes organizaciones para explorar e implementar los impulsos intelectuales y emocionales del cerebro que están relacionados con la dirección y gestión organizacional, aplicando los conocimientos de la neurociencia.
“En la actualidad, las organizaciones requieren el desarrollo de nuevas técnicas y estrategias gerenciales que llevan de la mano la ruptura de viejos paradigmas, para introducir la aplicación de la neurogerencia como un nuevo modelo mental en el ámbito organizacional, que está enfocado en desarrollar las habilidades y destrezas que le permitan al “neurolíder” utilizar el cerebro para pensar, diseñar e implementar nuevas formas para la mejor administración y gestión de los negocios, basándose primeramente, en el cumplimiento de los objetivos y metas organizacionales”, afirma la Universidad Piloto en su diplomado de neuroliderazgo y neurogerencia.
Gerenciar desde la neurociencia permite que, usando los propios elementos del cerebro, se aumente la eficacia a la hora de tomar decisiones, desarrollar inteligencias múltiples tanto en el gerente como en la compañía, potenciar la capacidad de negociar, desarrollar distintas competencias y actuar en lo inmediato, ya que la teoría de esta herramienta es que no existen soluciones generales, se deben idear soluciones específicas para cada situación, porque lo que es útil para el hoy, mañana ya estará obsoleto.
Al aplicar la neurogerencia es importante ser consciente de la forma en la que se pueden interpretar las situaciones, ya que esto es fundamental para la ejecución de acciones estratégicas, al igual que entender los procesos de aprendizaje de cada directivo o colaborador, ya que, conjugando ambas acciones, se maximiza la efectividad.
Según la neurociencia, el cerebro tiene varios tipos de respuesta y estas dependen del hemisferio que más utilice cada persona. El izquierdo da un pensamiento lógico, técnico, concreto y pendiente de lo general, mientras que el derecho es más creativo, y atento a lo específico. La neurogerencia nace de estas diferencias de cada hemisferio y de la capacidad de respuesta de los individuos a través de ellos.
“La atención prestada, el razonamiento, la intuición, el entrenamiento o la gimnasia cerebral, el control de las emociones, juegan un papel fundamental ante el éxito de cualquier negociación. Siendo por ello importante que el empleo del neuromanagement como una herramienta gerencial, permita a la organización proyectarse del presente hacia el futuro, potenciando las capacidades de aprendizaje de cada uno de los colaboradores”, explica el estudio La Neurogerencia como herramienta estratégica para el gerente negociador.
La gran diferencia con la simple gerencia, es que la neurogerencia no se enfoca en ninguna teoría sobre liderazgo, sino más bien en el aprovechamiento al máximo del cerebro individual y organizacional, para una mejor toma de decisiones.
Esta herramienta llega a las organizaciones para ser una aliada más en la compresión del accionar de los seres humanos en determinados momentos y llegará a convertirse en esencial para un buen desempeño y manejo de coyunturas inesperadas dentro de la empresa.
*Contenido actualizado el 12 de octubre de 2018.
Categoría: Tendencias Herramientas