marzo de 2021
¿Cómo convertir una siembra de árboles en un proyecto sostenible y rentable? Les contamos qué tiene que ver el modelo ESG y cómo pueden aplicarlo.
Según el índice de riesgo climático global de la ONG Germanwatch, junto con 2016, 2020 fue el año más cálido del que se tiene registro, generando mayores concentraciones de CO2. Ante este panorama es indispensable pensar en consumo responsable e industrias que equilibren la productividad por el cuidado del medio ambiente.
A finales de los años 60, en medio de la guerra de Vietnam y ante la imperiosa necesidad de transformar la realidad bélica del mundo, se habló por primera vez de inversión responsable, un modelo económico con una filosofía ética de inversión que comprende seis criterios medioambientales, sociales y de gobernanza empresarial –environmental, social, and governance (ESG) por sus siglas en inglés-, creados por la ONU junto a la red internacional de inversores.
Para entender este modelo más allá de la teoría -y su auge-, Xposible Colsubsidio habló con Felipe Matallana, parte del equipo 1.000 en un día, quien habló sobre beneficios de aplicar los criterios ESG y cómo debe hacerse.
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1.000 en un día inició como un proyecto de reforestación en el que, siembra tras siembra, la idea fue creciendo, al punto de querer contar de manera diferente la cantidad de árboles sembrados: ya no de cinco en cinco, ni diez en diez, deseaban miles de nuevos árboles. Así lograron que la primera jornada alcanzara 1.500 siembras con ayuda de 200 voluntarios. Luego vino la idea de hacer periódicamente estas siembras, mil en un día, para tener mayor impacto ambiental.
Según Matallana, esta es “una iniciativa que busca sensibilizar y concientizar a las personas sobre la responsabilidad que tenemos con el planeta y el cambio climático a través de la siembra masiva de árboles nativos (1.000 árboles en un día)”. Una labor de compromiso que además es una experiencia y un encuentro con la naturaleza desde un rol activo.
La consolidación del proyecto ha implicado adquirir conocimientos de diferentes áreas, incluyendo logísticas, para así garantizar el éxito de estas jornadas. “Después de haber llevado más de 800 personas, que no se conocían, a sembrar más de 8.000 árboles, entendimos que 1.000 en un día no es solo una iniciativa de reforestación, es más una experiencia de sensibilización, de cultura ambiental”.
Sin embargo, la aplicación de modelos de sostenibilidad ha aportado al crecimiento del proyecto, fomentando mayor comprensión sobre la responsabilidad ambiental y generando credibilidad de este renglón de negocio frente a los sectores de inversión. Así lo explica Matallana: “el modelo ESG ha sido determinante para conectarnos con empresas que comprenden que, más allá de los rendimientos financieros competitivos a largo plazo que genera el negocio, está el potencial de impacto social y ambiental positivo. Luego de que participan en las jornadas, se convierten en catalizadores de intenciones sostenibles que se materializan nuevas empresas aliadas a esta causa. Las empresas que conocen el modelo ESG y están comprometidas con sus criterios, son quienes se convierten en patrocinadores de jornadas de siembra, se suman con sus productos o servicios en especie para hacer posibles las siembras”.
La aplicación del modelo ESG
Algunos de los criterios ESG incluyen, por un lado, tener en cuenta los factores ambientales (E) al tomar decisiones en función de cómo las actividades de las empresas afectan en el medio ambiente; los efectos -tanto positivos como negativos- que una empresa puede generar en una comunidad hacen parte de los factores sociales (S); y finalmente, factores gubernamentales (G) deben dimensionar y controlar el impacto de los planes de la propia administración, a través de consejos, legislación de derechos y principios de transparencia.
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La aplicación de los modelos de inversión sostenible varía de acuerdo con la naturaleza de los proyectos. En el caso de 1.000 en un día, han identificado cuatro elementos clave para aplicar el modelo:
- La movilización de personas es proporcional a qué tan definido está el propósito de la iniciativa, pues cuando se plantea como un objetivo común, “esto convierte las intenciones en acciones sostenibles”.
- Aplicar los criterios ESG en las experiencias de siembra hace parte del éxito. De acuerdo con Matallana, “incluye conseguir aliados que vivan la sostenibilidad como un elemento cultural en sus organizaciones, lo que sugiere operadores de transporte social y ambientalmente responsables, planear el impacto que genera movilizar gran cantidad de personas a un terreno y reducir al máximo la huella de carbono”.
- Debe existir la traducción monetaria: de pesos a árboles sembrados. “No pretendemos generar lucro porque todo se reinvierte en árboles, si queda algún dinero lo que hacemos es sembrar más árboles, entonces no serán 1.000 en un día sino 1.200 o 1.300, porque la premisa principal es maximizar el impacto con los recursos disponibles”. Esta relación de proporcionalidad, lejos de asustar a los colaboradores, ha contribuido a transformar el lenguaje al momento de negociar.
- Quienes se suman a las jornadas de siembra aportan su tiempo y disposición para aumentar el nivel de conciencia ambiental. Es necesario asumir una responsabilidad ante la emergencia climática que vive el planeta, pero, además, saber que el desarrollo industrial no puede ir en contravía de la preservación de la Tierra, que es la protección de la propia vida.
* Si te interesa participar en las siembras (con todos los protocolos de bioseguridad y con un aforo limitado) puedes visitar 1.000 en un día para agendarte y darle una mano al planeta.
Categoría: Tendencias Herramientas