octubre de 2020
19 mayo 2020
La incertidumbre que el coronavirus ha traído hace aún más retador e importante el liderazgo inspirador al interior de las compañías. ¿Cómo guiar a los demás en medio de la confusión y la angustia propia? Figuras históricas como Rosa Parks, Nelson Mandela y Mahatma Gandhi han dejado un legado de enseñanzas que permanecen vigentes.
Los líderes del mundo enfrentan un desafío común: la propagación de la COVID-19 modificó para siempre la vida empresarial. El liderazgo tradicional debe ir más allá para guiar e inspirar en medio de una pandemia y una recesión económica que parece inminente.
La historia demuestra que sí es posible motivar en medio del caos —colectivo e individual— y que los tiempos de crisis son también oportunidades para grandes líderes. ¿Qué aprender del liderazgo en las crisis de antaño?
Coherencia: las acciones y los ideales van en un mismo sentido
Un siglo después de la abolición de la esclavitud en Estados Unidos, la vida cotidiana transcurría con blancos de un lado y negros del otro: hospitales, colegios, restaurantes, baños, cines, bebederos de agua y hasta el transporte público debían usarse separadamente. En los buses, los asientos del frente estaban reservados para personas blancas mientras que otras etnias quedaban relegadas a la parte posterior.
En diciembre de 1955, una mujer hizo tambalear la segregación racial del país. De camino a su casa, en Montgomery (Alabama), la costurera Rosa Parks se negó a ceder su puesto en el autobús a un joven blanco que viajaba de pie.
Tras no ceder ante la presión para hacerlo, Parks resultó detenida y las manifestaciones se propagaron. Cerca de 42.000 afrodescendientes —70% de los usuarios del sistema— dejaron de tomar buses durante 381 días hasta que la ley declaró inconstitucional la segregación en el transporte.
“He aprendido con los años que cuando una está decidida, disminuye el miedo; saber lo que hay que hacer elimina el temor”, dijo en su momento Parks, quien es considerada la ‘madre del movimiento de los derechos civiles’. Su legado es prueba de que el liderazgo implica alinear acciones, discursos e ideales para alcanzar propósitos compartidos.
También en las empresas, tarde o temprano, la falta de sintonía entre lo que se piensa, se dice y se hace sale a la luz. Con el tiempo, esa incoherencia termina dinamitando las culturas empresariales desde adentro y creando brechas entre la Junta Directiva de una compañía y su talento humano.
“En la cultura organizacional —lo que hacen los colaboradores cuando nadie les dice qué hacer—, si hay vacíos entre el discurso y la acción, la gente siempre va a copiar la acción. Por eso, más que declarar que vienen cambios, los CEO deben vivir esas transformaciones en su propio cuerpo”, asegura Josefina Maluf, Senior Principal Consultant de Korn Ferry.
“Lo que realmente importa no es si tenemos problemas, sino cómo los atravesamos. Debemos seguir adelante para superar lo que sea que estemos enfrentando”, escribió Rosa en uno de sus libros.
Quizá porque la coherencia exige determinación, valentía y resiliencia —valores esenciales para liderar durante la coyuntura actual—, incluso actos aparentemente pequeños pueden desencadenar transformaciones históricas.
Honestidad: no negar lo innegable y abrazar el miedo
Mentir a los demás miembros del equipo —aunque se haga como un llamado al optimismo, por medio de frases como “todo está bien”—, solo se traduce en pérdida de confianza, uno de los activos más valiosos con los que cuenta un líder. No intente ocultarlo: son tiempos retadores y los colaboradores lo saben. El miedo, naturalmente, está en alza en sus vidas.
Sin embargo, aproximarse a él desde un enfoque adecuado puede ser motivador: “Aprendí que el coraje no es la ausencia del miedo sino el triunfo sobre él. La persona valiente no es la que no se siente asustada, sino la que domina ese temor”, escribió Nelson Mandela en su autobiografía El largo camino hacia la libertad, publicada en 1994, mismo año en el que se convirtió en el primer presidente negro de Sudáfrica.
Un año antes, Mandela se hacía al Premio Nobel de la Paz por su activismo contra el Apartheid. Esa defensa lo sumió en décadas de dificultades al mantenerlo preso durante 27 años.
“El día que salí de prisión y vi a las personas observando, una oleada de ira me golpeó con la idea de que me habían robado 27 años. Entonces, el espíritu de Jesús me dijo: ‘Nelson, mientras estabas en prisión eras libre, ahora que eres libre no te conviertas en prisionero’”, le dijo a Bill Clinton cuando ambos eran mandatarios.
En el mundo empresarial, el legado de Mandela cobra más sentido gracias a los desafíos de la pandemia por la COVID-19: está bien tener miedo y rabia —incluso es esperable—, pero no está bien perder la capacidad de acción por el temor o la ira.
Evitar ‘la parálisis del miedo’ es posible con un líder resiliente y honesto, un equipo motivado e informado y un objetivo común: adaptar la estrategia del negocio para permanecer vigente en el mercado durante y tras el coronavirus.
Calma y paz: estados mentales que dependen únicamente de sí mismo
Durante la primera mitad del siglo XX, a medida de que el movimiento de independencia en la India británica cobraba más peso, también lo hacía la figura de uno de sus líderes más férreos: Mahatma Gandhi.
Su rol en la liberación india ha inspirado al mundo entero por el pacifismo que representó: la desobediencia civil no violenta se convirtió en su bandera durante aproximadamente seis décadas.
“Nada nuevo tengo que enseñar al mundo. La verdad y la no violencia se remontan a la noche de los tiempos”, decía humildemente a sus seguidores.
Su llamado a huelgas de hambre, marchas y negociaciones; su vocación por el servicio, así como sus conceptos de justicia e igualdad, concluyeron con una India liberada. Aun así, esa misma esencia le costó ser apresado, injuriado, golpeado, insultado y, finalmente, asesinado.
En ningún escenario, respondió con violencia. Entendió la paz como sinónimo de rebelión profunda y la calma se convirtió en su firma por el resto de la historia: “Ojo por ojo y el mundo entero acabará ciego”, dijo al respecto en varias ocasiones.
El dominio de las emociones sin importar las condiciones externas resulta más que pertinente para líderes empresariales ante la coyuntura actual: mantener la calma frente a las contingencias es el primer paso para dominarlas efectivamente y para guiar a otros en el camino.
Después de todo, la imperturbabilidad también es una decisión autónoma y un modo de vivir que el liderazgo exige desarrollar.
Categoría: Tendencias Inspiración