abril de 2021
Sistema B busca redefinir y ampliar el sentido del éxito en los negocios, a través de un nuevo modelo protagonizado por el bienestar económico, social y medioambiental. Las certificaciones privadas —como Empresa B— y las políticas públicas —como sociedades BIC— son herramientas vitales para lograrlo.
“Cuando a mi generación nos preguntaban ‘qué quiere hacer con su vida’, parecía haber pocas opciones. Si uno quería hacer plata, tocaba ir a una oficina tradicional con corbata y trabajar de 8 a 5 y de lunes a viernes. ¿Y el propósito? No, gracias, eso solo para los fines de semana. Si quería salvar el mundo, tocaba ir a una fundación y vivir con los papás el resto de la vida. Queremos mostrar que hay una tercera opción: las Empresas B, en las que se unen las ganas de cambiar el mundo con la escala y la rentabilidad de grandes negocios. Lo mejor de dos mundos”, dice Camilo Ramírez, director ejecutivo de Sistema B Colombia.
La cotidianidad es la evidencia más contundente sobre la necesidad de reinventar el entorno económico: ocho hombres poseen la misma riqueza material que la mitad más pobre de la población mundial, de acuerdo con un informe de Oxfam International. El planeta, por su lado, se ahoga en materiales que no puede procesar: el Foro Económico Mundial asegura que, de mantenerse las tendencias actuales de consumo, para 2050 habrá más plástico que peces en el mar.
“Venimos de una tradición en la que el éxito de una empresa se mide por su rentabilidad financiera y su único fin es hacer plata; entre más, mejor. Esa definición tiene al mundo en la situación actual: una crisis ambiental sin precedentes, que obliga a replantearnos cómo consumimos y vivimos, y una sociedad absolutamente desigual”, agrega el economista.
La transformación de modelos empresariales, más que importante, es indispensable para garantizar un futuro de bienestar. Sin embargo, es un reto: generar simultáneamente valor económico, social y ambiental exige derribar paradigmas antiguos para crear una nueva filosofía organizacional que, en últimas, representa un avance ético.
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Para lograrlo, Sistema B trabaja en seis frentes:
- Empresas B: certificar, bajo este nombre y globalmente, a las compañías con ánimo de lucro que solucionan problemas sociales y ambientales en el mundo. “En Colombia actualmente hay 70 Empresas B, en Latinoamérica cerca de 800 y a nivel global 3.700. Son el futuro de los negocios, el ‘sí se puede’ y la inspiración para que otras iniciativas se sumen y entiendan que la sostenibilidad no es algo exclusivo de organizaciones de Dinamarca o grandes industrias”, explica Ramírez.
El trabajo de Sistema B consiste en, primero, buscar, encontrar e invitar a miembros del sector privado a pensarse y gobernarse desde la sostenibilidad, y, segundo, medir y evaluar su impacto cuantitativamente para verificar que cumple con los estándares para certificarse. Natura Cosméticos, Crepes & Waffles y Juan Valdéz son ejemplos de Empresas B en el país.
“Es una certificación con muchos beneficios económicos y reputacionales: interdependencia del ecosistema con otras Empresas B, exposición mediática, incentivos a los colaboradores como mejores planes educativos y de salud, participación en proyectos de impacto colectivo y líneas especiales de crédito. En Bancolombia, por ejemplo, tenemos una línea de crédito especial para Empresas B con intereses más bajos como un reconocimiento”, explica el director ejecutivo. - Política pública: cambiar las reglas de juego y masificar el mensaje de la sostenibilidad a través de la Ley 1901 de 2018, que reconoce y certifica nacionalmente como Sociedades comerciales de Beneficio e Interés Colectivo —BIC— a las empresas que incorporan la triple hélice de impacto —economía, sociedad y medioambiente— a su estrategia de negocio.
Incorporar fuerzas del Estado en promover la sostenibilidad —regularla, nombrarla, medirla, evaluarla y verificarla— para que más empresas la adopten en su ADN representa un avance significativo y beneficios como obtener descuentos en el registro de marca; reducciones tributarias, si se distribuyen las utilidades empresariales con los trabajadores; preferencia en licitaciones estatales; y acceso a una línea especial de crédito con la banca publica, un incentivo que aún está en etapa de planeación y desarrollo.
Colombia fue el primer país latinoamericano en otorgar este reconocimiento legal a las compañías en las que el lucro es un medio más que un fin. Actualmente existen 387 empresas BIC a nivel nacional: 89 por ciento son microempresas; 7 por ciento, pequeñas; 3 por ciento, medianas; y 2 por ciento, grandes. 287 de estas empresas nacieron bajo la figura jurídica BIC mientras que las otras 100 adquirieron la condición.
“Una cosa es la certificación internacional de Empresa B, que conlleva un costo para las compañías, y otra la Ley BIC, que surgió para llegar a todos los emprendimientos en las regiones apartadas sin que signifique ningún costo”, puntualiza el economista.
“Recientemente también apoyamos la Ley de pago a plazos justos —vigente desde enero— en la que se establece que se debe pagar a los proveedores en máximo 45 días. Calculamos que con esto, el PIB puede crecer hasta en tres puntos”, agrega. - Inversionistas: concientizar a la banca tradicional y a los fondos de inversión sobre cómo, por su naturaleza, las Empresas B son menos riesgosas y, por ende, un negocio más próspero y una inversión más segura.
- Academia: llevar el mensaje de que es posible hacer negocios haciendo el bien a la mayor cantidad de personas posibles a través de cursos, clases, eventos y conversatorios para la comunidad universitaria. “Sistema B es un movimiento de gente que piensa que las cosas se pueden hacer de una manera distinta. Queremos que muchas personas digan ‘yo quiero trabajar, emprender, investigar o comprar en una Empresa B”, dice Ramírez.
- Comunidades de opinión: reunir a un consejo empresarial en el que los CEO más reconocidos de Empresas B asesoran a otros líderes sobre cómo y por qué iniciarse en el mundo de la sostenibilidad.
- Grandes actores de mercado: fortalecer comercialmente al sector privado a través de ruedas de negocio y articulaciones y alianzas en la cadena de valor de distintos sectores.
Peldaño a peldaño en los universos B y BIC
La sostenibilidad empresarial es una carrera de resistencia: las transformaciones suceden tras esfuerzos constantes y no por un único impulso de fuerza. ¿Cómo comenzar a recorrer este camino?
- Evaluarse: el primer paso es conocer el estado de la compañía para medir y gestionar el impacto social y ambiental. Algunas herramientas facilitan este proceso, como Evaluación B, una consultoría gratuita a la que se accede virtualmente.
- Apostarle a uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible: identificar y apropiarse de una problemática a la que se quiera aportar soluciones desde la estrategia del negocio.
“Antes de pensar en querer hacer plata, la invitación es pensar en una realidad social o ambiental que se desee transformar: los plásticos, la desigualdad, la brecha de género, la primera infancia, etcétera. Cualquiera de esos problemas es una oportunidad de solucionarlo a través de una empresa rentable”, concluye Ramírez.
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