octubre de 2022
La sostenibilidad desempeña un papel cada vez más decisivo en el ámbito organizacional. Una acción concreta, al respecto, consiste en promover el uso de la bicicleta. En ese sentido, se requiere de una buena planificación, infraestructura, pedagogía e incentivos.
La persona se enfunda el casco, los guantes, el chaleco y comienza a pedalear. No hay trancón en el camino, se respira un aire de libertad. En menos tiempo del que se emplea en taxi, carro o bus, llega al trabajo, parquea, asegura la bicicleta y se cambia de ropa. El ánimo y la energía están a tope. Es una buena forma de empezar el día.Este hábito es cada vez más común en Bogotá, en donde se realizan cerca de 850 mil viajes al día en bicicleta, según la Secretaría Distrital de Movilidad.
En las empresas se ha asumido como una oportunidad para alinearse con la sostenibilidad, en la medida en que se busca un mayor compromiso con el medioambiente, la salud, el bienestar y un mejor clima laboral. Sin embargo, no basta únicamente con las buenas intenciones, con que los directivos les aconsejen a los empleados que usen la bicicleta y no se haga mucho más. Es necesario tomar cartas en el asunto, de tal manera que se promueva una experiencia agradable, y no una peligrosa y desestimulante.
Para Juan Camilo Agudelo, asesor en movilidad, integrante del colectivo Teusacatubici, es clave que, detrás de todo, exista una planificación óptima. Una buena manera de comenzar, por ejemplo, es con una encuesta en la cual se identifiquen cuáles son las personas interesadas en utilizar dicho medio transporte.
Este mecanismo también ayudará a evidenciar quiénes son aquellos que ‘les pica el bichito’ pero no se animan por algún inconveniente: en la empresa no hay parqueaderos, no hay lockers, no hay ducha, no se sabe cuál es la ruta por seguir, no se sabe cuál es la solución ante un pinchazo o, simplemente, se ve como algo peligroso.
No en vano, según la encuesta Bogotá Cómo Vamos, edición 2016, un 67% de los que no se animan lo atribuye a la falta de seguridad vial.
Al identificar los inconvenientes llega la hora de las soluciones. La base de todo es la infraestructura. Ricardo Arango, uno de los socios fundadores de Mejor en Bici, sistema virtual que alquila bicicletas y ya cuenta con 23 clientes entre empresas, universidades y centros comerciales en Bogotá, Medellín, Ibagué, Tunja, Girardot y Cajicá, indica que, ante todo, se requiere de un parqueadero especializado.
Entre cada puesto debería haber 70 centímetros de distancia para que el parqueo no sea incómodo y no se choquen los manubrios. Lo ideal es que se puedan asegurar con un candado tanto las llantas como el marco. Por otro lado, sería ideal contar con un techo, con el fin de que no se mojen las bicicletas y el sol no las desgaste. Así mismo, un sistema informativo (un afiche, por ejemplo) con los requerimientos de seguridad y con un mapa de las ciclorrutas de la ciudad tampoco viene mal.
Después de esto, considerado por Arango como lo básico, se puede apuntar, en la medida de lo posible, a otras metas: que exista un sitio especializado con lockers, sillas, dispensadores de agua, punto de hidratación y ducha, especialmente para quienes recorren largas distancias. Con la planificación y la infraestructura ya se da un paso fundamental. Luego, llega el momento de otro, no menos importante: la educación.
Cuestión de formación
El plan suena interesante: seguir la recomendación de la Organización Mundial de la Salud de hacer 150 minutos de ejercicio semanales, optimizar hasta en un 30% el tiempo de transporte de la casa hasta el trabajo, reducir en un 50% la posibilidad de sufrir un problema cardiaco, combatir el sedentarismo, la obesidad, mejorar las articulaciones, ahorrar unos 88 mil pesos mensuales en caso de que se use, en Bogotá, el Transmilenio, y aportar un granito de arena para que se mejore la calidad del aire.
Al resaltar los beneficios de usar la bicicleta, y al enseñarle a la gente cómo mantener la dirección, tomar curvas, frenar y esquivar huecos, así como cuáles son las ciclorrutas de la ciudad, se empieza a generar la confianza suficiente para quienes aún lo dudan.
De acuerdo con Agudelo, una buena estrategia consiste en contratar por una semana a expertos en este medio de transporte para que guíen a determinados grupos conformados en función del destino al que se dirigen, de tal manera que se refuerce la sensación de seguridad y se identifiquen las rutas apropiadas. Esto, adicionalmente, puede convertirse en una oportunidad con el fin de reforzar el vínculo entre el equipo de trabajo.
Complementario al aspecto pedagógico, las empresas pueden apostar por diferentes incentivos. Es el caso de la Ley 1811 de 2016 que estipula, entre otras cosas, que los servidores públicos recibirán medio día laboral libre remunerado por cada 30 veces que certifiquen haber llegado al trabajo en bicicleta.
Toda esta tarea implica varios pedalazos y, con ellos, constancia por el camino. El esfuerzo vale la pena. Incluso, las compañías podrían fortalecer su marca al demostrar que están alineadas con la sostenibilidad, en un mercado en el cual los millennials, una generación proclive a preocuparse por este tema, juegan un papel cada vez más decisivo.
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