junio de 2021
Los bonos de carbono y los Objetivos de Desarrollo Sostenible podrían convertirse en la gallina de los huevos de oro de la economía y el medio ambiente en Colombia.
El mercado voluntario de los bonos de carbono es un mecanismo mediante el cual las empresas compensan la huella de carbono que emiten.
Hace parte de iniciativas gubernamentales que implementan acciones piloto para reducir emisiones de dióxido de carbono y deforestación en áreas determinadas. Bajo esa misma lógica, este mercado sirve para que las empresas avancen en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
En Colombia existen certificaciones que garantizan que los proyectos son integrales. Estos deben cumplir con la normativa orientada a conservar recursos naturales, con condiciones justas de negociación de series emitidas de títulos de carbono.
Los derechos sobre el carbono están definidos por la propiedad de créditos de carbono verificados, al igual que los derechos sobre los beneficios por su venta.
Para transar activos dentro del mercado voluntario de carbono, una empresa puede ejecutar proyectos de siembra o resiembra de árboles o plantas nativas de un territorio. También puede ejecutar un proyecto de energía eólica o energía solar.
Un bono de carbono equivale a una tonelada de dióxido de carbono. Para transar estos activos, las empresas deben conseguir un auditor que verifica que las emisiones compensadas son legítimas.
Algunos auditores son el Instituto Colombiano de Normas Técnicas y Certificación (Icontec), Verifit Colombia SAS y Deutsche Certification Body SAS.
Cuando un auditor aprueba el proyecto mediante la emisión de bonos o créditos de carbono, estos pueden ser comercializados en mercados nacionales o internacionales. Las certificaciones validan que los proyectos redujeron o removieron determinada cantidad de emisiones de dióxido de carbono.
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Los compradores de estos activos son empresas interesadas en disminuir sus emisiones de dióxido de carbono. Una vez realizada la transacción de carbono, el comprador disminuye sus emisiones.
Otra función de este mercado es que, mediante los bonos, las empresas terminen pagando menos en el tributo correspondiente al impuesto nacional al carbono, establecido en Colombia desde 2016. A 2021, este corresponde a $17.660 por tonelada de dióxido de carbono producida.
A 2019, según la firma suiza Allcot, desarrolladora de proyectos de transición energética, este impuesto representaba hasta $664 millones al mes a un gran consumidor de combustibles fósiles por las emisiones equivalentes a 40.466 toneladas de dióxido de carbono.
Si la misma empresa intenta compensar sus emisiones mediante la compra o emisión de créditos de carbono, puede ahorrar más de $45 millones al mes. Ese ahorro podría convertirse en más de $500 millones al año.
Beneficio económico – Gran consumidor
Un gran consumidor de varios combustibles fósiles y con emisiones de 40 mil toneladas de CO2 mensuales, puede ahorrar más de $500 millones al año en el tributo nacional al carbono ($46,5 millones x 12)
Proyectos en Colombia
En el Pacífico Colombiano hay ocho proyectos de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación Forestal (REDD++). Estos buscan compensar a las comunidades por proteger los bosques, fortalecer su gobernanza y promover actividades económicas sostenibles.
Ese programa se implementó en cuatro departamentos y 14 municipios del Pacífico. Involucró a 18 consejos comunitarios y un cabildo indígena. Protegió 505.053 hectáreas y benefició a 10.809 familias.
Bonos de carbono y ODS
El programa evitó la emisión de 5,5 millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera, lo que corresponde al número de emisiones anuales producidas por un millón de personas. Esto, a su vez, permitió cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Este avance en materia de ODS, empresas de diversas industrias y Estados resuelven algunos de los problemas más grandes que tiene el mundo.
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El cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible es fundamental para que las organizaciones y empresas prosperen en un mundo con menos pobreza, desigualdad y problemas ambientales.
Así es como estos ayudan a defender las normas y principios reconocidos en materia de derechos humanos, trabajo digno, medio ambiente y lucha contra la corrupción.
Gracias a la participación del mercado voluntario de bonos de carbono, muchas empresas ya cumplen estándares que mitigan el cambio climático, gestionan los recursos hídricos de manera más eficiente y mejoran las condiciones de los países en vías de desarrollo.
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